jueves, 3 de diciembre de 2009

Un olor tan dulce que no se puede borrar

Cuesta dejar algo cuando ya te has acostumbrado a ello

Platón dice en el mito de la caverna que al principio,en la ascensión cuesta percibir la luz del Sol en su totalidad,que duelen los ojos. Yo digo que cuesta más perder el Sol después de pensar inocentemente que no se escondería por la noche y también afirmo que lo que duele aquí es el corazón.
El querer y no poder recordar un olor al que ya me había acostumbrado, como uno se acostumbra a la luz del Sol, me hace sentir triste, me abre los ojos y me invita a ver una realidad que no me gusta nada. Sé que mi olfato está cambiando porque ahora ya no siente ese perfume, sabe que se encuentra fuera de su alcance.

Me gustaría inspirar esa esencia tan natural aunque sólo sea una vez más, la última antes de dejarlo atrás.





Alba Sevilla

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